miércoles, 14 de diciembre de 2011

XXXIII

     -Yo me fui de aquí porque estaba hasta los huevos de que mi padre me
quitara el hambre a hostias. Dame la botella.
     -...
     -Tenía quince años, me faltaban todavía tres meses para cumplir los
dieciséis; cogí un día y me fui a Capitanía; ya ves, no sabía ni a donde ir.
Toma...
     -...
     -Total, que me fui para allá  y nada mas entrar por la puerta le dije al
primero que me encontré, un soldado haciendo guardia, "quiero apuntarme para
ir a la legión" y apareció por detrás un oficial y me dijo "niño, tu eres
muy pequeño para ir" y me abalancé sobre él que tuvieron que venir el soldado
de guardia y otro más. Me decían "en el calabozo se te van a quitar las ganas
de hacer tonterías", pero cuando ya me llevaban el oficial les dio el alto.
Dame la botella.
     -...
     -Les dio el alto... Me dice, "¿tu tienes padres?", yo le mentí, claro,
porque mi madre la pobre bastante tenía con mis otros seis hermanos y mi
padre... Bueno, que le dije que no y él mandó a los otros que me soltaran y
me llevó con él. "Aquí no te puedes apuntar para la Legión, pero yo tengo un
capitán amigo mío que sí es legionario, ¿tu quieres ser legionario?" Toma
     -...
     -Con toda mi alma, le dije, "¿por qué?", y yo: Porque España no me cabe
en el pecho y quiero ir a donde haga falta para gritarlo de viva voz.
¿Qué te parece?
     -¡...!
     -Je, je, je, lo había leído en una novelilla, pero al oficial le gustó,
¡vaya que si le gustó! Me mandó dormir en el calabozo, pero me dio una
colchoneta y pollo para cenar, y me dijo que por la mañana temprano vendría
a buscarme. Al día siguiente iba de camino a Ronda, con un traje de faena
verde tierra, un pequeño petate y la recomendación para el capitán Lobo.
Dame la botella.
     -...

     -El capitán Lobo, ¡ese si que fue un padre! Con el rollo de que era
huérfano y que venía recomendado no veas como me trataba. Era duro, pero
siempre justo, todos le teníamos mucho respeto. Parece que lo estoy viendo:
Calvo como una perindola, con una barba negra rizada que le llegaba al pecho
y dos brazos como dos jamones llenos de tatuajes. En el izquierdo tenía uno
grande con la Esperanza  de Triana, y en el derecho otro con el escudo del
Betis. Toma
     -...
     -Un día, tuvimos un rifi rafe con los moros, el típico escarceo
fronterizo del que después nadie sabe nada. Desde lejos, mitad por señas mitad
en moruno, les dijo que si eran capaz de arreglarlo como hombres, que trajeran
los dos con los huevos más grandes que se iban a partir la boca con dos de
los nuestros. Salió un negro enorme, casi dos metros, y un moro gordo y
barbudo. Me cogió por el brazo y me dijo "ven conmigo" a mí se me pusieron
los huevos de corbata. "Yo me encargo del gigantón, tu avíatelas como puedas
con el gordo" y allí nos fuimos los dos a dar hostias.
     -¿...?
     -Nada, él se deshizo del negrazo en tres golpes. Esperó a que el otro
atacara, esquivó el golpe y le dio un leñazo en el costao que lo dobló por
la mitad, después levantó la rodilla hasta dejarle sin huevos, y con el otro
a su merced le largó un mascón que le dio la vuelta y lo tiró en el suelo:
el negro no se sabía si lloraba sangre o sangraba lágrimas. Lo mío fue más
largo. Yo empecé a dar vueltas alrededor como cuando boxeábamos en el cuartel,
para ver si lo cansaba. Yo le di un puñetazo y él me dio tres que por poco me
tumban, pero me mantuve en pie como pude...
     -¡...!
     -Sí, con dos huevos. Tenía al capitán Lobo al lado diciéndome cosas,
que si los andaluces son como moros pero sin huevos, que si por culpa de los
españoles como yo España había perdido el imperio, y cosas por el estilo,
y yo vuelta tras vuelta, hasta que en una de estas vi al moro distraído
y le lancé la hostia más fuerte que le he dado nunca a nadie. El otro me miró
sorprendido y dolorido, y con la sorpresa me lié a darle mascones hasta que
cayó al suelo. Después los levantamos a los dos y nos dimos la mano. Dame la
botella.
     -...
     -Yo estaba resentido, pero él vino hacia mí me dio un abrazo que me
estremeció y me dijo al oido "ahora sólo hay alguien a quien respetan más que
a ti", y me mandó formar como a los demás. Toma
     -...
     -Esa noche nos fuimos con los moros, mi capitán les llevó una grifa
buenísima que nos traían de Chauen, y estuvimos toda la noche riéndonos,
chapurreando algo de cristiano y algo de moruno, bueno, el capitán hablaba
perfectamente, porque por lo visto se había criado en Tanger. Y lo más
gracioso era que a la semana siguiente estábamos otra vez de tiros. El Molina
se cargó a uno de los que estaban con nosotros esa noche...
     -...
     -...
     -...
     -Eso era vida, y no esta...
     

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